Ficha Técnica

Sinopsis:

¿Y si te enamoraras de la persona menos indicada? ¿Lo arriesgarías todo por una posibilidad?

Él nunca lo ha tenido fácil y esconde su vulnerabilidad tras una apariencia despreocupada.
Ella desea salir al mundo y conocer el amor.
Él esconde cicatrices mucho más profundas que las que marcan su piel.
Ella quiere volar alto y cumplir ese sueño que no se atreve a confesar.

Ren y Jisoo se conocen desde niños y no podrían ser más diferentes. Sin embargo, cuando el destino los ponga a prueba, descubrirán que el corazón no entiende de reglas. Porque hay polos opuestos que encajan y sentimientos más fuertes que el miedo a lo prohibido. Porque el amor no sabe de imposibles y, a veces, merece la pena apostarlo todo por un puñado de quizás.

El día necesita la noche y las sombras acentúan la luz.

Ren

No me cansaré de decir que hay algo en la forma de escribir de María Martínez que es capaz de revolverte por completo. Su escritura está tan llena de emociones que es difícil que no sobrepasen las letras y admito que a mí, puede incluso resultarme abrumadora, porque —y tomo sus palabras de este libro— es «triste y mágico a la vez».

Sus historias no son simples historias de amor, son historias de luchas internas, de descubrimientos profundos, de miedos y anhelos, son historias que dejan una pequeña señal en quien las lee, y este libro, no ha sido la excepción.

En Yo, tú y un quizás, Ren y Jisoo se nos descubren como unos personajes repletos de complejidades y cicatrices, de miedos y sueños. El amor que sienten el uno por el otro siempre ha estado ahí, aunque con formas y colores distintos, y debo de ser sincera, en un principio mientras leía me parecía imposible llegar a conectar con ellos como pareja, pues los lazos que había entre ellos parecían bastante fijados, pero al igual que ellos me vi sorprendida por el cambio, por la evolución, que se hizo real poco a poco y de manera natural.

De nuevo la familia, un tema primordial en la narrativa de María Martínez, adquiere aquí una dimensión decisiva en el transcurso de la historia y de los personajes, y vuelve a incorporar muy bien esos conceptos del respeto a los mayores, que puede percibirse casi como sumisión desde la perspectiva occidental, que tanto definen a la cultura asiática, pero no pierde de vista esa máxima presente en sus libros de que: el amor que duele no es amor, aunque aquí adquiera nuevos matices y complejidades.

Ren, repleto de fantasmas con los que luchar, y Jisoo, repleta de sueños y deseos por cumplir, se convierten en una pareja maravillosa que te llena de esperanza. Y admito que a mí me gusta ver como en las novelas románticas empiezan a alternarse cada vez más los roles, que ellos cojan la vulnerabilidad, los miedos, las heridas, y lo hagan siendo tiernos y cuidadores en vez de nocivos, mientras que ellas son la roca, el ancla y la ilusión. Me gusta ver que prima ante todo la comprensión, que aunque duela se comprenda que hay luchas que se deben hacer solo, cosas que solo uno puede ver. Y una vez terminada la lectura, no dejo de pensar que debería de ser Ren quien figurara en portada.

Quizás es cierto que el final parece saber a poco, que en las últimas páginas, al igual que sucedía con Tú, yo y un tal vez, todo parece apresurarse un poco, llegando a una resolución que parece demasiado sencilla para toda la complejidad que encierra y, aunque una parte de mí se queda con el corazón destrozado por la incapacidad de desconectar aún de la historia, también creo que es una manera de dejarte con ganas de más.

Yo, tú y un quizás es una de esas historias que te estrujan el corazón, que te llena de un sentimiento agridulce que es difícil de sacudir. De tristeza y miedos, pero también de esperanza y amor. Es una lectura que fluye y que te atrapa. Y no puedo más que esperar que pronto María vuelva a enamorarnos una vez más con otra de sus historias.

El amor es una chica que salta en los charcos y lame la lluvia. Que inspira canciones y descubre mundos. El amor es ella, la niña que inventa cuentos y los deja sin final…

Ren

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