Ficha Técnica

Sinopsis:

Una amistad, dos corazones heridos y un montón de secretos que pueden cambiarlo todo.

Madison y Aiden han sido amigos desde siempre. De niños compartían juguetes, y más tarde, al crecer, los cambiaron por estrellas. Pero Aiden esconde secretos y, cuando un día desaparece de Roadhill sin siquiera despedirse, Madison se esfuerza para no creer ninguno de los rumores que corren por el pueblo.

Tras casi dos años de ausencia, Aiden reaparece y Madison no puede creerse que esté de nuevo allí. Sin embargo, no parece quedar nada del chico que ella conocía; ya no hay sonrisas, estrellas ni nada de la complicidad que compartían tiempo atrás. En su lugar, mantiene las distancias, luce varios tatuajes y una mueca que nada tiene que ver con la sonrisa repleta de hoyuelos que ella recordaba; y no ayuda demasiado que de repente parezca más alto y muchísimo más atractivo. Además, Madison tampoco es la misma chica que solía ser. Ahora también ella guarda un terrible secreto.

En la vida de Aiden solo ha habido una constante: Madison Harper, su vecina y mejor amiga. Tras pasar una temporada alejado de ella, se ve obligado a regresar a Roadhill. Y a pesar de sus intenciones, mantenerse al margen de todo lo relacionado con su antigua vida va a ser mucho más difícil de lo que esperaba.

A veces, lo único que deseas es que alguien te abrace tan fuerte como para recomponer los pedazos que quedan de ti. Que nada haya cambiado aunque todo sea diferente. Y, sobre todo, que las estrellas vuelvan a brillar con tanta intensidad que por fin todo deje de doler.

«Si algo va mal, hazme saber que no ves las estrellas. Eso bastará»

Aiden

No mentiría si dijera que tenía este libro olvidado en mi estantería mucho tiempo. Lo compré porque me encantó el libro anterior que tenía de la autora y otros tantos que he leído por Kindle, pero luego lo olvidé, seguramente absorbida por alguna novedad. Sin embargo, hace unas semanas, de alguna extraña manera, me llamó, y cuando por fin lo cogí y me perdí entre sus páginas, encontré en ellas una de esas historias de amor que te enternecen por completo.

Con Madison y Aiden he vuelto al instituto, aunque sus historias distan mucho de ser superficiales o frívolas, como se podría pensar, ni mucho menos resultar infantiles. Nos encontramos ante dos personajes que, sin importar su corta edad, se encuentran repletos de cicatrices y heridas, de historias que vamos poco a poco desentrañando según pasan las páginas.

Quiero destacar especialmente que, a pesar de estas heridas y estos traumas, la relación que se traza entre ellos dista mucho de ser tóxica, alejándose de ese tópico de justificar ciertos comportamientos por lo turbulento de su pasado o sus orígenes. No son perfectos, eso está claro, pero la relación que se traza entre ellos es bonita, dulce y muy, muy tierna.

Hacía mucho tiempo que no leía un friends to lovers y ahora no dejo de preguntarme por qué, porque hay algo cálido y reconfortante en estas relaciones surgidas de la amistad. Es la comprensión, la compenetración, el mutuo entendimiento y ese mundo privado que solo ellos parecen compartir.

Además, la historia principal se encuentra rodeada por otras pequeñas historias que te enamoran por completo y personajes que, con apenas unas pinceladas, se trazan mucho más profundos de lo que pueden parecer.

Cada estrella de mi cielo es una de esas historias repletas de ternura, de comprensión mutua y de uno de esos amores que, sin importar lo que pase, perdurarán siempre. Una historia de heridas y sanación, y también de esperanza.

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