Controlar los tiempos

Controlar los tiempos

Escribir un manuscrito y convertirlo en un libro no es una tarea fácil, ni mucho menos rápida, al menos no para mí. Además, para muchos de nosotros escribir es esa tarea para la que tenemos que buscar momentos robados, porque tenemos un trabajo que desempeñar, obligaciones que atender y mil tareas que realizar. Y así, aunque se sienta primordial, escribir queda fácilmente relegado, por cosas que no se pueden eludir o por puro cansancio.

Es por eso que, controlar nuestros tiempos, es algo muy importante a la hora de trazar nuestra historia, porque es lo que nos permitirá encontrar nuestro espacio para escribir.

Encontrar tiempo para escribir

Hace un tiempo hice una publicación con este mismo título, y no es casualidad que fuera más o menos por estas fechas, porque otoño siempre es un momento ideal para crear horarios e intentar mejorar en nuestra organización. (Puedes encontrarla en Encontrar tiempo para escribir.)

Este año, una vez más, he reconfigurado mi horario al llegar el otoño y, esta vez, he decidido colocar la escritura en primer lugar, literalmente. Antes de empezar a trabajar, antes de centrarme en proyectos ajenos, me centro durante una hora en mi propia historia. Una hora todos los días, en vez de esperar a poder dedicarle toda una mañana, para no desprenderme de ella, para que no se quede en promesas vacías. He elegido la constancia frente a la intensidad.

¿Por qué ponerlo en primer lugar? Porque esa es la manera de que no quede postergado por otras tareas u obligaciones. Además, empezar el día completando una tarea que me encanta, me inspira y me motiva para trabajar, por lo que al final, creo que ha sido una gran decisión.

Y sí, es muy posible que tú no tengas la facilidad para incluir la escritura en cualquier momento de tu horario, pero te invito a que te atrevas a probar, probar distintas horas, distintos momentos, hasta dar con el que mejor te funcione.

Objetivos pequeños para un objetivo mayor

A veces, un gran objetivo puede paralizar, porque puede parecer inabarcable y abrumador. Es normal. A todos nos pasa. Por eso, lo mejor que puedes hacer es dividirlo en partes, y luego dividir esas partes en otras más pequeñas. Fijarte microbjetivos dentro de un objetivo mayor no solo lo hace asequible, sino que además te motiva, te ayuda a ver una progresión y, en ultima instancia, te acerca poco a poco a ese objetivo mayor hasta lograrlo.

En el caso de un manuscrito, en primer lugar suelo dividir el trabajo en tres fases: ideación y organización, redacción y, finalmente, la revisión. Y en estas fases empiezo a dividir en microtareas mucho más pequeñas: esquematizar todo el argumento, perfilar los personajes, esbozar los escenarios, escribir el primer capítulo, el segundo, el tercero… Puede parecer laborioso, pero todo lo que nos saque de la parálisis siempre es positivo.

Sin embargo, además de fijar estos microbjetivos, debemos también darles un plazo, hacerlos medibles. Luego todos sabemos que hay circunstancias que nos limitan o que pueden cambiar todo, no hay nada de malo en adaptar el guion, pero si no ponemos ningún plazo ni ningún objetivo es más posible que no trabajes a fondo por lograrlo. Por tanto, fijar microbjetivos y delimitarlos en el tiempo nos ayudará a estar más cerca de lograrlo.

No olvides tampoco ir registrando tus tiempos y progresos, eso te ayudará no solo a ser consciente de tus logros, sino también a tener una visión más clara de cuáles son tus capacidades y posibilidades, porque es muy importante ser compasivo con uno mismo: no puedes marcarte tiempos que sabes que te son imposibles, tienes que buscar aquellos que, sin dejar de retarte, se adapten a ti.

Las prisas son un mal consejero

Puede parecer contradictorio con lo anterior, pero no lo es, y, sobre todo, es real. Creo que, cuando llevas mucho tiempo trabajando en una historia, es normal que una parte de ti quiera acabar ya, soltarla y dejarla ir, o compartirla con el mundo lo antes posible. Pero hacer pausas y dejar las cosas reposar es necesario para que la historia se asientey crezca.

A veces, lamentablemente, hay que volver atrás: eliminar, reescribir o ampliar. Lo mencionaba antes y aquí lo remarco: no hay nada de malo en que adaptar el guion. Las cosas no han salido cómo esperábamos, puede pasar, y equivocarse no es un error si lo estas intentando, siempre es un paso que te acerca más a lo que quieres lograr. Por tanto, no tengas miedo de volver atrás: de revisar desde el principio si te has trabado en algún punto. Y, sobre todo, deja margen a tu historia para reposar. No me cansaré de decirlo: hay que tomar distancia de la obra antes de revisarla, y confiar en ojos ajenos que lo hagan. Aunque yo siempre recomiendo primero tratar de cerrar tú mismo lo máximo posible el contenido, antes de compartirlo e incorporar recomendaciones ajenas.

Así, organizar, buscar y encontrar un espacio para la escritura es muy importante, pero hacerlo con un sentido, fijando objetivos y plazos, lo puede ser aún más. Controlar tus tiempos al detalle es una tarea imposible, porque siempre hay variables que no podemos controlar, pero espero que estos consejos te ayuden a encontrar un lugar de equilibro.

Os seré sincera, yo aún estoy en ello, pero estos meses estoy dando prioridad a mi escritura, y os aseguro que vais a notarlo por aquí. ¡Estad atentos!

Deja un comentario