El arte de la corrección
Quedaros con esta sencilla frase, «De lo más grande a lo más pequeño», porque es esencial para lo que os voy a hablar hoy: la corrección. Si bien es cierto que siempre os hablo sobre el proceso de escritura como el «proyecto de escritora» que aún soy —algún día me consideraré escritora como tal, espero—, hay algo en lo que dejé de ser «proyecto» hace tiempo para hacer de ello mi profesión: la edición y la corrección.
Es precisamente por eso que hoy quiero hablaros de cómo afrontar la corrección siendo un autor que acaba de escribir un libro, pero contando con ciertos trucos y conocimiento fundamentales que he aprendido como editora y correctora. Porque… si bien escribir una novela es tarea titánica, corregirla lo puede ser aún más, pero es muy necesario para crear una gran historia. Así que, ¡vamos a ello!
¿Necesito corregir mi manuscrito?
Hay tantos tipos de escritura como escritores en el mundo, cada uno tiene sus procesos, sus formas de crear. Esto es completamente normal. Sin embargo, ese proceso de escritura va a influir muchísimo en tu proceso de corrección. Un autor brújula que avance y avance en la historia según le venga la inspiración sin volver atrás en ningún momento seguramente tenga dedicar muchísimo más tiempo a corregir su manuscrito que un autor mapa que ha trazado cada capítulo y cada desarrollo con anterioridad y que ha ido en todo momento revisando el desarrollo.
Aun así, ambos deben corregir su libro. Y no, aquí no estoy hablando todavía de contratar a un profesional que te revise erratas, a eso ya llegaremos, estoy hablando de revisar tu historia una vez escrita para asegurarte de que todo cuadra, de que todo está bien y de que es lo que quieres que sea, porque muchas veces, mientras escribimos y escribimos no nos damos cuenta de que creamos vacíos o contradicciones. Siempre se debe leer después de cerrarlo, y normalmente no una, ni dos veces, sino todas las necesarias hasta crear una historia coherente.
Esto no quita que, durante el propio proceso de escritura, revises partes, vuelvas atrás o corrijas algunos errores. Yo misma, cuando me trabo en una historia, recurro a empezar a leer desde el principio —corregir todo lo que veo, ya que estoy— y así ver por dónde puedo seguir. Sin embargo, hoy no os quiero hablar de estas correcciones, sino de las que vienen después de cerrar el libro.
Cerrar, guardar y olvidar
Has tardado mucho en escribir tu manuscrito, lo sé. Le has dedicado mucho tiempo, mucho esfuerzo y muchísimo trabajo. Por supuesto que quieres empezar a moverlo. Es completamente normal. Sin embargo, hazme caso, espera. Cierra tu historia, guarda el manuscrito y olvídate de él durante un tiempo antes de afrontar su revisión y corrección. Sé que es difícil, pero es importante. Algunos editores hablan de semanas, otros de meses, algunos de mínimo un año. No te apresures, pero escucha tus tiempo.
¿Por qué es importante esto? Alejarte del manuscrito te permitirá leerlo de una manera nueva. Cuando escribes una historia, tienes mil cosas más en tu cabeza de las que has llegado a escribir, te intoxicas de la historia, forma parte de ti. Por eso tienes que alejarte, para poder revisarla con una mirada nueva y detectar lo que antes no podías ver. Así que, si bien puede sonar un poco extraño, es así: el primer paso para corregir tu historia, es no hacer nada, olvidarte de ella.
De lo más grande a lo más pequeño
Y volvemos al inicio, tras haberte alejado del texto, toca volver a él para revisarlo. Pero ¿cómo se afronta una revisión? Obviamente desde la primera página hasta la última. Sin embargo, lo que muchos no saben es que no se puede revisar todo a la vez, o al menos, no suele ser funcional. Se debe ir de los aspectos más grandes a los más pequeños, de los grandes problemas argumentales a las pequeñas erratas.
Tanto si tu idea es autopublicarte como intentar que te publique una gran editorial, tienes que corregir tu libro para que el producto final que tu entregues al profesional que te vaya a coger la batuta sea lo más perfecto posible. Este contenido se convertirá en el contenido base de ese profesional y cuanto mejor sea, mejor margen de mejora tendrá con ellos, y aquí, obviamente te hablo como profesional. Además, en el caso de las editoriales tradicionales, la rueda editorial a veces puede ser un poco apresurada y el hecho de tu sentir que tu texto está cerrado y completo hará menos agobiante este proceso para ti.
Por tanto, en edición se habla principalmente de tres tipos de correcciones de texto distintas: editings, correcciones de estilo y correcciones ortotipográficas. Si tu libro va a ser publicado por una editorial lo normal es que esta la haga pasar por las dos últimas correcciones —el editing no suele ser necesario o es algo que se le pide hacer al autor, eso sí, lo ideal es hacer al menos dos ortotipográficas—. Sin embargo, tú, como autor, en las que más te debes centrar es en las dos primeras.
Así, lo primero que debes hacer es revisar que en el argumento todo es coherente, que no hay vacíos en la trama o partes que se extiendan demasiado sin razón, que el mundo que has creado tenga una cierta lógica y que el desarrollo de los personajes sea comprensible. También que el mensaje que quieres trasmitir permanezca estable a lo largo de toda la obra. En definitiva, que sea una historia coherente, que se pueda seguir y que el lector se integre en ella, porque si es una historia que solo entiendes tú y que solo puedes seguir tú… ¿cómo esperas que la lean los demás?
En el mundo de la edición este tipo de cambios se englobarían en lo que es un editing, que puede ir desde cambios en la estructura a un gran trabajo de reescritura. No quiero que te preocupes, estos cambios, dado su seriedad, son casi siempre efectuados por el propio autor —sobre todo cuando hablamos de ficción—, solo en algunos casos muy concretos los realiza otra persona, pero siempre todos los cambios son consensuados con el autor y son casos muy concretos.
Por tanto, una vez has conseguido una trama coherente, lo siguiente a revisar es que el texto fluya, que todo esté enlazado, que de alguna manera suene bien en tu cabeza y cada frase te lleve a querer leer la siguiente. Esto, para mí, es todo un arte. La coherencia es metódica, las ortografía y corrección de erratas algo pautado, pero conseguir que el texto fluya, que la propia elección de palabras tenga un significado… eso es arte. Y aquí en realidad es donde se verá tu estilo como autor. Quizás eres de frases largas repletas de metáforas y alusiones, quizás conciso y directo. Todo depende también de lo que quieras trasmitir, no hay una opción buena o mala, aunque sí más adecuada según el tipo de libro y mensaje.
Y así una vez has logrado crear un texto coherente y que fluye, es el momento de corregir las pequeñas faltas de ortografía y las erratas que se cuelan sin querer. La parte quizás más científica de la ecuación. Y sí, seguramente vayas corrigiendo errores de estos en cada una de tus lecturas, pero una última para corregir solo estos detalles pulirá mucho más el texto. Y al final, lo que tu quieres lograr es que todo esté lo mas perfecto posible. Porque, seamos sinceros, una grandísima historia repleta de faltas de ortografía y erratas se desluce por completo, a veces incluso se hace difícil de leer, porque tu cerebro está más pendiente de los errores que de lo que sucede. Por eso, no debe nunca dejarse de lado la ortografía. Sin embargo, tampoco te obsesiones, todos los libros tienen siempre alguna errata, incluso aunque los revisen mil personas distintas.
Por tanto, la idea está clara, se debe ir de las cosas más grandes a las mas pequeñas, en parte porque no tiene sentido que dediques media hora a corregir las erratas de una escena que luego vas a eliminar porque resulta que no cuadra en el desarrollo de la historia. Es lógico, pero a veces no lo vemos con claridad. Llénate de paciencia y no temas leértelo todo una vez más.
Una mirada externa
Tanto si tu idea es enviar el manuscrito a una editorial —o a muchas seguramente— como autopublicarte, una mirada externa siempre tiene mucho que aportar. Los llamados «lectores cero» son personas de confianza que leen la historia para detectar vacíos argumentales o errores de desarrollo. También para darte un primera opinión de la historia.
Cuando envías el manuscrito a una editorial, si este pasa una primera criba, lo normal es que lo lea un lector editorial que haga un análisis del valor literario y comercial del libro. Cuando la editorial decide que sí que quiere publicar ese libro, entonces suele trasmitir estas cosas, junto con las propias impresiones del editor, y solicitar cambios si es necesario al autor, empezando así el proceso de edición —sí, la corrección no acaba cuando envías el manuscrito.
Sin embargo, si quieres autopublicarte, siempre deberías buscar a algunas personas de confianza que se lean el libro y te den una opinión sincera al respecto para que hagas los cambios necesarios. Lo ideal, y mi recomendación sin duda, es que se contrate a un editor o corrector profesional que revise la obra, porque eso siempre da un extra de calidad, por mucho que tú sepas escribir o que se lo haya leído alguien que lee mucho. Es una inversión, y si realmente crees en tu historia, debes invertir en ella. Y esto no es solo en cuanto a correctores, también maquetadores e ilustradores o diseñadores. Si tú mismo no crees lo suficiente en tu historia como invertir dinero en ella… No puedes sorprenderte de que los demás tampoco lo hagan.
Así que sí, siempre tiene que haber otra persona que no seas tú que revise el libro, que se lo lea de manera crítica y haga correcciones o anotaciones, y yo soy de la idea de que, en algún punto, siempre se debe contar con un profesional.

Un decálogo de consejos correctores
(y escritores)
- Durante la escritura de la obra, si en algún momento te trabas, vuelve atrás, vuelve a leer desde el principio y aprovecha esa lectura para detectar posibles problemas o corregir errores.
- Tras cerrar la historia, déjala reposar. Días, semanas o meses, lo que haga falta para que puedas leerla con ojos nuevos.
- A la hora de revisar la obra, ve siempre de lo mas grande a lo más pequeño: de los problemas argumentales a los errores ortográficos.
- Habrá días que enfrentes la obra y pienses que no vale la pena, que es horrible. Esos días son días para tomar distancia, no fuerces la revisión ni la escritura si piensas que todo esta saliendo mal: aléjate, distráete y luego vuelve, verás que no era todo tan malo.
- El hecho de que vayas a enviar tu manuscrito a un profesional o a editoriales para que lo editen y publiquen no quita que tú debas antes revisarlo y corregirlo hasta que prácticamente consideres que está perfecto: cuanto mejor sea lo que tú entregues, mejor será el resultado final.
- Es tu historia, y nadie le va a poner tanto interés ni tanta pasión como tú, por eso, no te saltes ningún paso antes de lanzarla a volar. Cree en ella lo suficiente para dedicarle lo más preciado que tienes: tiempo.
- Asimismo, confía en los profesionales, escucha sus recomendaciones, pero, eso sí, si hay algo que no ves dilo, defiende también tus ideas.
- Hay que revisar los textos, pero también saber cuándo parar. El proceso de edición no puede extenderse por siempre, no puede paralizarte, en algún momento hay que dar la obra por cerrada. Evita también que el continuo revisionismo te impida avanzar en la historia.
- Disfruta de tu propia historia. A veces, cuando estamos venga a leer lo mismo una y otra vez es normal aborrecerlo, no te preocupes si en algún momento estás agotado de tu propia historia, es normal. Una vez publicada, déjala volar, pero no hay nada más bonito que años después volver a leerla con ojos nuevos y enamorarte de ella de nuevo.
- Una vez todo el proceso esté terminado… ¡Vuelve a empezar! Aún te quedan muchísimas historias por contar, solo tienes que empezar a escribir una vez más.

Y esto es todo por hoy, porque para mí hoy ha sido uno de esos días en los que me tenía que alejar de mi manuscrito, y se que este puede ser un proceso frustrante y a veces agotador, pero el resultado final merece muchísimo la pena. No desistáis en vuestras historias, crear, escribir, aventuraos, porque siempre habrá alguien que disfrute de vuestro arte.
Y si no, haced como yo, simplemente disfrutad de crearlo, porque lo más importante es eso, que esto os haga felices. Espero volver muy pronto, con buenas noticias y más cosas que contaros, igual que espero que no se me hayan colado aquí muchas erratas… ¡A escribir se ha dicho! ¡Y a corregirlo todo!



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