Ficha Técnica

Sinopsis:

Ella es un ratón de biblioteca y él un jugador de baloncesto.

Kendall Holiday pasa la noche de los viernes leyendo novelas románticas subidas de tono mientras trabaja en la biblioteca de su universidad. Tal vez debería salir con sus amigos y emborracharse todos los fines de semana, pero le gusta pasar tiempo a solas. O eso se dice a sí misma, perdida entre las historias de amor de personajes ficticios.

Todo cambia cuando Vincent Knight, el capitán del equipo de baloncesto, aparece lesionado, de mal humor y con la urgente necesidad de que le recomienden poesía para una asignatura que odia. Vincent es alto, gracioso y desafía a Kendall como nadie lo ha hecho antes. Ahora es ella la que se encuentra dentro de su propia novela romántica…, pero en la vida real se necesita mucho más que tropos para obtener un final feliz.

«Si has de amarme, que sea por nada.»

Elizabeth Barrett Browning

Todos aquellos que me seguís en redes sabréis que llevaba una buena racha sin leer —o, al menos, sin leer por placer, por trabajo no paro…—, porque no conseguía engancharme por completo a nada. Un pequeño bloqueo lector del que este libro me ha ayudado a salir siendo una lectura fresca, sencilla y adictiva, porque a veces hay que huir un poco de las grandes complicaciones y dejarse atrapar por la sencillez.

Turno de noche es uno de esos libros que se leen casi sin darse cuenta, porque todo fluye de manera ligera y, además, es bastante cortito. En él encontramos dos protagonistas que, dentro de su arquetipo, nos sorprenden con detalles no tan comunes, quizá porque toda la trama está cubierta de una cierta inocencia que, si no fuera por las escenas subidas de tono, haría que este romance quizás encajase más como juvenil, o en un contexto de instituto más que universitario… Y es que el romance se sucede cubierto de cierta candidez y torpeza, de cierta inexperiencia que caracteriza a los personajes, que parecen estar empezando ahora a aventurarse en el amor. Si hay algo que representa muy bien la protagonista es ese inmovilismo potenciado por el miedo a equivocarse, a que algo salga mal o a que nos hagan daño y eso es quizá lo que te hace conectar con ella.

Me ha encantado descubrir en estas páginas las continuas referencias literarias, en parte porque me he sentido transportada de nuevo a mis años universitarios cuando yo misma cursé algunas asignaturas de literatura inglesa en las que también tuve que estudiar los poemas de William Blake o Elizabeth Barrett Browning, entre otros. Así como la literatura de Shakespeare y Dickens, por supuesto. Pero también me ha encantado descubrir las continuas referencias a las cuestiones de la literatura romántica más actual, los tópicos que se repiten, los arquetipos, etc. Me ha parecido un guiño a todas las lectoras que adoran ambos mundo: los clásicos y las novelas románticas, y también una representación muy clara de una de las principales ideas del libro: que no tenemos que ser una única cosa. Se puede ser inocente y a la vez apasionada, se puede adorar Hamlet y también La novia de la mafia —aunque creo que mi preferencia por Otelo ya dejaba ver mi trayectoria—. En definitiva, que las personas estamos llenas de matices y debemos aceptarlos todos ellos sin vergüenza.

Sin embargo, y aunque hay muchos puntos de esta libro que me han gustado, debo reconocer que la historia del romance en sí me ha resultado apresurada, pasan de cero a todo en apenas unas páginas, sin desarrollo y casi diría que sin razón. Él parece quedarse totalmente enamorado de ella solo con un beso y ella asegura conocer su esencia tras apenas unos encuentros, y para mí se siente todo apresurado y algo falso. No os confundáis, soy una enamorada del instant love, en parte porque creo realmente en el amor a primera vista —podéis juzgarme, no me importa—, pero aquí creo que no se ha desarrollado bien, y ni siquiera puedo terminar de achacarlo a la intensidad propia de los últimos retazos de la adolescencia.

En definitiva, es una lectura fresca, sencilla, muy divertida a ratos porque hay que reírse con sus torpezas, y repleta de referencias a la literatura inglesa del siglo XVIII y las novelas románticas actuales. Un libro para distraerse un rato, sin excesivas complicaciones.

Valoración: