Desarrollar una idea

Desarrollar una idea

Me he dado cuenta de que, a veces, no es tan difícil tener una idea como saber desarrollarla lo suficiente como para que esa idea pueda llegar a ser algo. Aquí no estoy hablando todavía de escribir una historia en sí, mucho menos de construir una obra en sí, sino de ese germen básico que da sentido a todo y desde el cual empezamos a trabajar.

Las ideas pueden venir de infinidad de lugares y presentarse en una infinidad aún mayor de formas. Una historia puede comenzar por una emoción que se quiere reflejar, un personaje que se quiere desarrollar, una escena que surge en tu cabeza y te hace preguntarte que hay detrás. Se puede construir toda una historia en una simple frase, pero detrás hay muchas cosas.

Buscar y encontrar la idea

Partamos de la base de que aún no tienes una idea, o sí, pero no la has identificado como tal. Sin embargo, quieres escribir una historia. Como he dicho, una idea puede venir de muchos lugares, puede surgir en una simple conversación con amigos, viendo una serie, leyendo un libro… incluso observando a gente en la calle. Cualquier cosa puede ser el germen de una gran idea.

Siempre he pensado que la mejor manera de tener ideas es hacer mil cosas. Mis mejores ideas siempre aparecen cuando no tengo ni un minuto de mi tiempo para dedicarles, por eso es buena idea tener un bloc de notas o cuaderno de notas en el móvil donde apuntarlo todo, por insignificante que te parezca, al momento, aunque no puedas entonces trabajar en ellas.

Tienes que vivir experiencias, hacer cosas, leer libros, ver series, mantener conversaciones interesantes, o tan superfluas y disparatadas que te hagan llorar de la risa, porque todo eso puede darte ideas. Desde la de querer atrapar un sentimiento y representarlo, a querer reflejar en una conversación relajada momentos intrascendentales de la vida. Por tanto, si quieres encontrar una idea, no tienes que buscarla, solo vivir, hacer tu día a día, pero quizás mirarlo con otros ojos y apuntar todo lo que te parezca relevante, o quizás no tanto, pero le veas potencial. Muchas ideas no pasarán de ahí, pero otras pueden crecer hasta ser algo grande.

Qué es lo que quiero reflejar

Esta es una cuestión muy importante, porque constituye el hilo conductor de tu idea y quizá sea en este momento y al plantearte esta pregunta cuando veas si tiene o no potencial, y para qué tiene potencial.

Lo que quieres reflejar puede ser algo sumamente abstracto: puede ser una evolución, una contradicción del ser humano, como afecta una emoción, el sinsentido de algunas cosas. O puede ser algo mucho más tangible: mostrar un lugar, una ciudad o un pueblo a través de una historia; o un personaje concreto que tienes trazado en tu cabeza.

Si bien es más común que haya una idea abstracta como base, no siempre tiene por qué ser así. No limites tus opciones ni descartes algo que para ti es significativo. Algunas ideas toman forma muy rápido, otras necesitan más tiempo, a veces incluso necesitan ser olvidadas durante años en un cajón para luego ser rescatadas.

Qué formas o herramientas quiero utilizar

Dependiendo de lo que hayas decidido que quieres transmitir y de cuál sea realmente tu idea deberás plantearte qué forma le vas a dar o cuál es la manera más idónea para tratarla.

Las opciones son ingentes y las cuestiones que te puedes plantear también: quizás quieres transmitir una emoción o una serie de emociones y decides optar por la poesía; o quieres reflejar las contradicciones de unos personajes y te decides por una obra dramática. Puede que tengas clarísimo que lo que quieres es escribir un relato corto o una novela, y que lo que debas pensar es en el narrador o narradores que vas a elegir, o en si contar la historia de forma lineal o con saltos en el tiempo.

Hay muchísimas posibilidades y, seamos sinceros, siempre estás a tiempo de cambiar de opinión y probar algo distinto. Lo que sí que te diría es que no tengas miedo de experimentar. Puede que acabe siendo un auténtico desastre, pero también puede ser una maravilla.

Qué actores y personajes voy a necesitar

Esto habrá casos en los que no sea necesario, pero en otros muchos, y sobre todo si estamos hablando de una novela, necesitaremos tener claros una serie de personajes. En este momento del desarrollo no necesitas saber cada detalle de ellos, ni precisar hasta el último de los figurantes que aparezcan, pero si tener un esquema de, en base a lo que quieres que pase, qué personajes necesitarás.

Te pongo un ejemplo muy simplificado: si quieres narrar la investigación de una serie de crímenes posiblemente necesitarás al menos de un asesino, de unas víctimas y de un investigador o investigadores. No tienes más esquematizarlos y, muy importante, que tú traces más adelante un personaje en profundidad con cien mil detalles no significa que debas ni necesites mostrar todo eso al lector. Tú puedes tener en tu cabeza hasta el regalo de cumpleaños que le hizo su abuela en su décimo cumpleaños y que para el lector no sea más que una sombra difusa.

Además de los personajes, es posible que necesitemos de más actores. Con esto me refiero a elementos que tienen un impacto importante en la trama, pueden ser objetos, pueden ser cosas abstractas… Desde un álbum que ha pasado de generación en generación a un libro que hace cosas extrañas o una leyenda que ha marcado a todo un pueblo.

Dónde y cuándo sucede todo

El el espacio también es importante, incluso en muchos casos se puede convertir en un actor más de la obra, por eso no debes desestimarlo. De nuevo, en este punto no es necesario que sepas todos los detalles o que investigues todos los datos si se trata de un lugar real. Quizás solo necesitas precisar que es una zona de costa o una gran ciudad.

Este tema suele tener mucha más miga cuando se trata de una obra de fantasía o ciencia ficción donde hay que construir todo un mundo nuevo con todo lo que ello conlleva. Hay veces que este trabajo puede ser mas absorbente y apasionante que la propia novela en sí, pero quizás mi recomendación es que no te pierdas en este aspecto sin primero tener una visión general de lo que quieres hacer, pues dicha visión puede facilitarte las cosas.

Por otro lado, el momento o los momentos en los que se desarrolla la historia también puede ser clave, y hay que trazar muy claramente los tiempos, y los saltos en el tiempo en caso de que los haya, para que sean coherentes.

El primer esquema

Por último, recomiendo hacer un pequeño esquema de como va a discurrir tu obra: si estamos ante un libro de poesía, por ejemplo, los temas que quieres tratar; o en una novela los acontecimientos que van a suceder.

De nuevo, recuerda que lo que estamos haciendo es una primera aproximación superficial a la idea que quieres escribir, puedes empezar a profundizar más, pero no es necesario que escribas detalle a detalle.

Por otro lado, ten en cuenta que una vez empieces a escribir la historia puede fluir en direcciones distintas o adquirir matices concretos, por lo tanto, utiliza estos esquemas como guía, pero no dejes que te encorseten.

Llegados a este punto es posible que haya gente que piense, ¿realmente es necesario hacer todo esto? Hay mucha gente que se lanza a escribir sin más, que no necesita hacer esquemas ni organizar a sus personajes y hace verdaderas maravillas. De verdad. Lo cierto es que cada persona es un mundo y cada forma de crear y organizarse también.

En mi caso, me gusta organizarme, crear un esquema previo y asentar mis bases antes de empezar a desarrollar mi historia. Lo cierto es que hacer todo este trabajo ayuda también a que la historia comience a coger forma en tu cabeza. Hacer esquemas y organizar tus ideas no es un pérdida de tiempo, sino que puede ayudarte a ver el desarrollo mucho más claro, a tener ideas que pueden mejorar tu historia y puede ayudarte a evitar, además, que de golpe te encuentres con un hilo suelto y debas tomar decisiones apresuradas —aunque en realidad te darás cuenta de que hay poco apresurado en escribir una historia y mucho de revisar y revisar y corregir y corregir, a lo que espero dedicar otro post.

Otra razón por la que suelo hacer estos esquemas con la información básica de mi idea es porque, como ya he dicho, muchas veces suelo tener ideas cuando no puedo escribirlas, por eso me gusta dedicarles este tiempo para dejarlas bien atadas por si quiero retomarlas en otro momento.

No quiero acabar esta entrada sin animaros a todos a escribir, escribir mucho, porque a escribir se aprende escribiendo, y hacedlo porque lo disfrutéis, porque os hace felices, porque queráis contar una historia, luego ya se verá donde va a parar.

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